Un punto de partida (pero nunca de llegada)

No existe el Día Internacional del Hombre. Quizás por eso, el señalamiento del 8 de marzo por parte de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer deba ser considerado como un punto de partida, y no punto de llegada o una conclusión, cuando observamos la agenda pública. 

A no confundirse: hoy aún es necesario recordar la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos para contribuir a la visibilidad de una situación aún irresuelta. En proceso de transformación, okey, pero aún irresuelta. Pero, es obvio, esta jornada será un éxito el día en que dejemos de advertir esa necesidad, que por cierto será el día en que deje de existir como tal (tal como sucede, claro, con el no día internacional del hombre).  

Recordemos un poco la historia de este día, y veamos por qué se celebra en el mundo entero. 

1789. La Revolución Francesa. Junto con el surgimiento del concepto de ciudadano y de República, surgieron los primeros pasos en la explicitación de la situación de desigualdad de la mujer respecto del varón. La emancipación, la igualdad o la equiparación jurídica con los hombres fueron algunos de los reclamos que terminaron formando parte de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. 

Fue un principio, una idea en un papel, pero como sabemos, el mapa no es el territorio y las cosas distaron de ser más igualitarias en la vida real de manera inmediata. 

Tanto es así que casi 70 años más tarde, el 8 de marzo de 1857, la desigualdad fue explicitada tan en extremo que el mundo no pudo cerrar los ojos: 129 mujeres trabajadoras murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, después de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. Las mujeres exigían la reducción de la jornada laboral a 10 horas y un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades. Para lograr deponer la protesta, el dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio. ¿El resultado? Murieron las obreras.

Esa fue la fecha que signó el calendario definitivamente. Con la creación de los organismos multilaterales, en la posguerra, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recuperó simbólicamente los sucesos trágicos, los puso en línea con casi 100 años más de luchas, reclamos y proclamas, y designó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Esta es la historia de día. Resta mucho camino por recorrer para que esta deje de ser una fecha marcada en el calendario. Pero, poco a poco, año a año, los pasos se hacen más grandes y significativos. Sigamos avanzando juntos por esta senda.

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