El agro, ante la responsabilidad de nivelar en materia de género

Por Jimena Giralt, gerente de comunicaciones Cono Sur de Corteva

Como seguro sucede en muchas otras industrias, las mujeres enfrentamos en el mundo del agro grandes desafíos y debemos superar barreras simbólicas. En esta fecha, en que conmemoramos el día internacional de la mujer, resulta por demás oportuno volver a poner sobre la mesa la necesidad de promover, con mayor fuerza y compromiso, un proceso de transformación auspicioso y positivo hacia un modelo equilibrado en cuanto a los roles de hombres y mujeres en el campo y así honrar la relevancia del sector en la agenda pública. 

La agricultura puede y debe hacer un aporte significativo a la igualdad y la equidad, contribuyendo a cerrar las brechas de género. El campo, podemos decir, tiene hoy en sus manos tanto una oportunidad como una responsabilidad, porque quizás como ningún otro sector, sus acciones pueden producir cambios trascendentes de manera transversal como consecuencia del espacio simbólico que ocupa en el entramado social. 

¿Cómo hacerlo? El primer paso, que en muchas instancias del campo ya se está dando, es valorar y aceptar la diferencia. Allí radica la clave para la inclusión en la diversidad,  para crear un ambiente de respeto con iguales oportunidad para el desarrollo. Quienes ocupamos lugares de decisión, debemos identificar y trabajar para reducir cualquier barrera estructural o sesgo inconsciente que pueda existir en el sector. Para ello, hay que comenzar por hacerlos explícitos y educarnos en las diferencias. No podemos seguir ignorando esa agenda, como si no existiese.

En segunda instancia, para poder producir las transformaciones es necesario identificar y visibilizar las problemáticas, para entonces, así nivelar. Y esa nivelación puede lograrse a través del conocimiento, diagnosticando las brechas y trabajando en capacitación y cambio cultural para superarlas. 

La herramienta para el cambio es el conocimiento y la educación. Corteva es una empresa de agrociencia, donde el conocimiento es el valor agregado del negocio. El conocimiento es el motor del cambio, en todas las dimensiones, incluída la de género. Por eso, tiempo atrás, con esta problemática en la agenda, encargamos un estudio de investigación sobre el modo de vida y las dificultades que padecen 4200 mujeres rurales de 17 países que pertenecen a cinco regiones del mundo. El estudio nos mostró que la capacitación y educación son las principales necesidades de las mujeres para eliminar los obstáculos de desigualdad de género. 

Apostamos al cambio y decidimos provocarlo: adherimos entonces a los Principios de empoderamiento de las Mujeres de ONU Mujeres e instrumentamos un completo programa de capacitaciones a mujeres jóvenes en el campo junto con la Fundación Pescar. 

En paralelo, lanzamos programas de promoción de proyectos competitivos alineados con los objetivos de sostenibilidad de la compañía y orientados a mejorar la seguridad alimentaria de las comunidades en las que están insertos. En 2020, tenemos muchos programas en los que estamos trabajando para poder implementar, uno de ellos es el programa TalentA, un innovador proyecto de becas educativas y de capacitación para desarrollar y apoyar a mujeres rurales con talento que se implementó con éxito en España, Ucrania y Rusia, y que estamos analizando ahora para la Argentina. Concretamente, se brindó apoyo real para el progreso y la captación de nuevas oportunidades para mujeres que viven en áreas rurales y trabajan en la agricultura, que buscan desarrollar negocios y potenciar sus comunidades.

Nuestro trabajo interno para la incorporación de políticas de Diversidad, Inclusión y Equidad, incluyendo la de género, en materia de recursos humanos han dado frutos. Días atrás, la compañía fue elegida por la ONG Human Rights Campaign (HRC, por sus siglas en inglés), y por segundo año consecutivo, como el “mejor lugar para trabajar por la igualdad LGBTQ+» (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e identidades diversas de géneros). Esta distinción se logra al alcanzar una calificación del 100 % en el Índice de Igualdad Corporativa (CEI) de HRC, que evalúa las políticas de empleo, los beneficios y las prácticas pertinentes a empleados de la comunidad LGBTQ+

Como seguro sucede en muchas otras industrias, las mujeres enfrentamos en el mundo del agro grandes desafíos y debemos superar barreras simbólicas. En esta fecha, en que conmemoramos el día internacional de la mujer, resulta por demás oportuno volver a poner sobre la mesa la necesidad de promover, con mayor fuerza y compromiso, un proceso de transformación auspicioso y positivo hacia un modelo equilibrado en cuanto a los roles de hombres y mujeres en el campo y así honrar la relevancia del sector en la agenda pública. 

La agricultura puede y debe hacer un aporte significativo a la igualdad y la equidad, contribuyendo a cerrar las brechas de género. El campo, podemos decir, tiene hoy en sus manos tanto una oportunidad como una responsabilidad, porque quizás como ningún otro sector, sus acciones pueden producir cambios trascendentes de manera transversal como consecuencia del espacio simbólico que ocupa en el entramado social. 

¿Cómo hacerlo? El primer paso, que en muchas instancias del campo ya se está dando, es valorar y aceptar la diferencia. Allí radica la clave para la inclusión en la diversidad,  para crear un ambiente de respeto con iguales oportunidad para el desarrollo. Quienes ocupamos lugares de decisión, debemos identificar y trabajar para reducir cualquier barrera estructural o sesgo inconsciente que pueda existir en el sector. Para ello, hay que comenzar por hacerlos explícitos y educarnos en las diferencias. No podemos seguir ignorando esa agenda, como si no existiese.

En segunda instancia, para poder producir las transformaciones es necesario identificar y visibilizar las problemáticas, para entonces, así nivelar. Y esa nivelación puede lograrse a través del conocimiento, diagnosticando las brechas y trabajando en capacitación y cambio cultural para superarlas. 

La herramienta para el cambio es el conocimiento y la educación. Corteva es una empresa de agrociencia, donde el conocimiento es el valor agregado del negocio. El conocimiento es el motor del cambio, en todas las dimensiones, incluída la de género. Por eso, tiempo atrás, con esta problemática en la agenda, encargamos un estudio de investigación sobre el modo de vida y las dificultades que padecen 4200 mujeres rurales de 17 países que pertenecen a cinco regiones del mundo. El estudio nos mostró que la capacitación y educación son las principales necesidades de las mujeres para eliminar los obstáculos de desigualdad de género. 

Apostamos al cambio y decidimos provocarlo: adherimos entonces a los Principios de empoderamiento de las Mujeres de ONU Mujeres e instrumentamos un completo programa de capacitaciones a mujeres jóvenes en el campo junto con la Fundación Pescar. 

En paralelo, lanzamos programas de promoción de proyectos competitivos alineados con los objetivos de sostenibilidad de la compañía y orientados a mejorar la seguridad alimentaria de las comunidades en las que están insertos. En 2020, tenemos muchos programas en los que estamos trabajando para poder implementar, uno de ellos es el programa TalentA, un innovador proyecto de becas educativas y de capacitación para desarrollar y apoyar a mujeres rurales con talento que se implementó con éxito en España, Ucrania y Rusia, y que estamos analizando ahora para la Argentina. Concretamente, se brindó apoyo real para el progreso y la captación de nuevas oportunidades para mujeres que viven en áreas rurales y trabajan en la agricultura, que buscan desarrollar negocios y potenciar sus comunidades.

Nuestro trabajo interno para la incorporación de políticas de Diversidad, Inclusión y Equidad, incluyendo la de género, en materia de recursos humanos han dado frutos. Días atrás, la compañía fue elegida por la ONG Human Rights Campaign (HRC, por sus siglas en inglés), y por segundo año consecutivo, como el “mejor lugar para trabajar por la igualdad LGBTQ+» (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e identidades diversas de géneros). Esta distinción se logra al alcanzar una calificación del 100 % en el Índice de Igualdad Corporativa (CEI) de HRC, que evalúa las políticas de empleo, los beneficios y las prácticas pertinentes a empleados de la comunidad LGBTQ+

La agenda de trabajo que tenemos por delante es grande, por eso es necesario que sigamos dándole visibilidad a este tema que requiere de compromisos y de aplicar una visión de futuro, para producir transformaciones que trasciendan y empujen la nivelación. Ya estamos en la senda del cambio. Ahora, avancemos juntos.

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